La enfermedad ácido-péptica es causada principalmente por un desequilibrio entre la producción de ácido gástrico y la capacidad de protección del revestimiento del estómago y el duodeno. Los principales factores que contribuyen a este desequilibrio incluyen la infección por la bacteria Helicobacter pylori (H. pylori), el uso prolongado de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y un estilo de vida poco saludable (estrés, consumo de alcohol y tabaco).

Los síntomas de la enfermedad ácido-péptica incluyen dolor abdominal, sensación de ardor en el estómago, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y pérdida de peso. En casos más severos, puede haber sangrado gastrointestinal, que se manifiesta como heces negras y alquitranadas o vómitos con sangre.

El diagnóstico de la enfermedad ácido-péptica generalmente implica una evaluación clínica, pruebas de laboratorio para detectar la presencia de H. pylori y endoscopia gastrointestinal superior para visualizar y evaluar el revestimiento del estómago y el duodeno.

El tratamiento de la enfermedad ácido-péptica se enfoca en eliminar la causa subyacente y reducir la producción de ácido gástrico. Los medicamentos utilizados en el tratamiento incluyen inhibidores de la bomba de protones (IBP) y antagonistas del receptor H2, que reducen la producción de ácido estomacal. Si la infección por H. pylori es la causa, se recetará un régimen de terapia triple que incluye dos antibióticos y un IBP. Además, es posible que deba suspenderse el uso de AINE y reemplazarlos por otro tipo de analgésicos.

Evitar alimentos y bebidas que irriten el estómago.

No acostarse o dormir inmediatamente después de comer.

Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol.